El Palacio de Pimentel, situado al final de la
Calle Angustias y junto a la Plaza de San Pablo, tiene un zaguán de acceso al
patio, al que se accede desde la puerta principal del palacio, en el que se
instaló entre los años 1939 y 1940 un zócalo de azulejos realizado por el
artista talaverano J. Ruiz de la Luna, en el que mediante doce escenas recrea
episodios relevantes de la historia de Valladolid. Dichos episodios representan
un periodo de tiempo comprendido entre la primera visita del rey Carlos I a
Valladolid y la llegada a la ciudad de
Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz.
Valladolid
era una ciudad donde se organizaban grandes festejos, alternándose eventos religiosos
como los autos de fe, procesiones o autos sacramentales con otros de carácter
lúdico que tenían lugar para festejar las visitas reales, nacimientos y
bautizos de príncipes, y todo tipo de acontecimientos. En el mosaico titulado “Torneo en la Plaza Mayor” se
representa uno de los juegos entre los muchos que se organizaron en Valladolid hacía
el año 1517 para celebrar la primera visita del rey Carlos I.
La
entrada del cortejo real en Valladolid fue apoteósica, queriendo demostrar no
solamente su poder, sino que estaban ante el nuevo rey de España, Nápoles,
Sicilia, Cerdeña y los territorios americanos. El rey Carlos I aprovechó su
estancia en Valladolid para convocar las primeras Cortes de su reinado que se
celebraron entre noviembre de 1517 y marzo de 1518. Estas se celebraron en un
clima de malestar por los extranjeros que acompañaban al rey, ya que su
desconocimiento de la lengua dificultaba la comunicación con el reino.
Torneo en la Plaza Mayor |
La
serie continua con el episodio titulado “Reales
sitios” donde se representa el aspecto de la actual Plaza de San Pablo el
día del bautizo de Felipe II, cuando para tal fin se construyó un pasadizo elevado
que se iniciaba en el primer descansillo de la escalera situada entonces hacia
la Calle Cadenas de San Gregorio, y que a través de una de las ventanas del palacio llegaba hasta el altar mayor de
la iglesia de San Pablo. El pasadizo realizado en madera y decorado con guirnaldas
de frutos y alegorías renacentistas fue construido para que la familia real
discurriera por él sin pisar la calle.
Existe una leyenda que cuenta que Felipe II fue sacado por una ventana
del palacio de la calle Cadenas de San Gregorio, para que fuese bautizado en la
iglesia de San Pablo, porqué de salir por la puerta principal debería haber
sido bautizado en la parroquia de San
Martín. La ventana por la cual salió Felipe II está señalada mediante una
cadena que une las dos partes de la reja.
Reales sitios |
La
tercera de las escenas representadas y que enlaza directamente con la anterior
es la titulada “Bautizo de Felipe II”.
El día 5 de junio de 1527 Felipe II fue bautizado en la iglesia de San Pablo
por el arzobispo de Toledo acompañado por los obispos de Palencia y de Osma.
Para tal fin la iglesia de San Pablo fue decorada con gran majestuosidad, se
colgaron tapices, fue iluminada con imponentes candelabros y arañas, y se
colocaron flores y adornos adecuados a tan importante acontecimiento.
Importantes personalidades participaron en el evento entre los que destacan Don
Iñigo Fernández de Velasco y Mendoza Condestable
de Castilla, la reina de Francia Doña Leonor, los Duques de Alba y de Bejar,
los Condes de Salinas y de Haro, y los Marqueses de Villafranca y de Vélez.
Después
del bautizo se organizaron en Valladolid grandes fiestas con juegos, toros y
torneos.
Bautizo de Felipe II |
Tras
la abdicación de Carlos I, el 28 de marzo de 1556 fue proclamado rey de
Castilla Felipe II, hecho que se representa en el mosaico titulado “Proclamación
de Don Felipe II como rey de Castilla”. Felipe II gobernó un imperio integrado
por los reinos y territorios de Castilla, Aragón, Navarra, el Franco-Condado,
los Países Bajos, Sicilia, Cerdeña, Milán, Nápoles, Orán, Túnez, todos los
territorios americanos descubiertos y Filipinas. A estos territorios se les
unió en 1580 Portugal y su imperio afroasiático. El reinado de Felipe II entre
los años 1556 y 1598 fue el periodo donde la hegemonía española alcanzó su
esplendor, eran tan extensos los dominios de Felipe II que se llegó a decir que
“en el imperio español nunca se ponía el sol”.
Proclamación de Don Felipe II como rey de Castilla |
Don
Juan de Austria fue un hijo ilegítimo de Carlos I y Bárbara Blomberg, del que
no se conoce con exactitud la fecha de su nacimiento, posiblemente fuera entre
los años 1545 y 1547.
Carlos
I decidió que su hijo ilegítimo se criara en España, y mediante un codicilo redactado en 1554 hizo
posible que Felipe II le reconociera como miembro de la familia real,
trasladándole al castillo de don Luis de Quijada en la localidad de Villagarcía
de Campos próxima a Valladolid.
La
princesa Juana que era la regente de Felipe II, pidió en ausencia de este
conocer a don Juan de Austria, hecho que se produjo el 21 de mayo de 1559,
coincidiendo con la celebración de un auto de fe donde fueron quemados en la
hoguera 15 condenados, entre los que se encontraba el doctor Cazalla. Este
episodio es el que representa el mosaico titulado “Presentación de don Juan
de Austria con motivo del auto de fe del doctor Cazalla”. Felipe II conoció
a su hermano de padre a mediados de septiembre de 1559.
Presentación de Don Juan de Austria con motivo del auto de fe del doctor Cazalla |
En
septiembre de 1559 Felipe II vino por primera vez a Valladolid después de su
coronación en marzo de 1556, este episodio queda representado en el mosaico
titulado “Venida de Felipe II a Valladolid por primera vez siendo rey”.
Felipe II fue uno de los impulsores del engrandecimiento de la ciudad de
Valladolid, pero la necesidad de controlar la entrada de los metales preciosos
que iban llegando de las tierras de América, junto con la saturación
institucional que se había producido en la ciudad reduciendo su eficacia, hizo
necesario que Felipe II trasladase la corte a Madrid en el mismo año de 1559.
Después del traslado de la corte, ya no volvería a Valladolid, tan solo alguna
aparición esporádica durante el reinado de Felipe III.
Venida de Felipe II a Valladolid por primera vez siendo rey |
La
reliquia de San Benito era un fémur del Santo, que la familia de don Diego de
Álava Viamonte, embajador en la corte francesa y hombre de confianza de Felipe
II, donó al monasterio de San Benito, del que
uno de sus sobrinos era profeso. La reliquia fue recogida de manos del
rey de Francia Carlos IX, y la entrada en Valladolid se produjo el 10 de junio
de 1594. Al acontecimiento fue invitado el rey Felipe II, el cual al no poder
asistir, envió una de sus mejores literas para trasladar la reliquia.
Este
es el episodio que recoge el mosaico titulado “Entrada de la reliquia de San
Benito”. La entrada de la reliquia fue seguida de grandes celebraciones,
corridas de toros, juegos populares, y otros festejos. La reliquia quedó
depositada en la iglesia de Santa María la Mayor frente a la Universidad.
Entrada de la reliquia de San Benito |
El
22 de julio de 1594, la reliquia de San Benito fue trasladada en solemne
procesión desde la iglesia de Santa María la Mayor al monasterio de San Benito.
Las calles por donde discurría fueron engalanadas, e incluso se levantaron
vistosos arcos de triunfo florales. La procesión de la reliquia de San Benito
se institucionalizó, celebrándose todos los años, costumbre que se prolongó
hasta el siglo XIX. Esta procesión se encuentra representada en el mosaico
titulado “Procesión de la reliquia de San Benito”.
Procesión de la reliquia de San Benito |
El
siguiente mosaico titulado “Santa María La Antigua” está dedicado a una
de las parroquias más antiguas de Valladolid, la cual fue mandada edificar por
el conde Pedro Ansúrez, fundador y repoblador de la ciudad. La iglesia se
construyó en el siglo XI, hacia el año 1095, no quedando nada de la
construcción primitiva. En el primer cuarto del siglo XII se le añadieron una
torre románica y un pórtico adosado a su muro norte, siendo estos dos elementos
la parte más antigua que ha llegado a nuestros días. El resto de la iglesia fue
sustituido en el siglo XIV por una construcción gótica, la cual tras alguna que
otra reforma es la que ha llegado a nuestros días; siendo uno de los edificios
más emblemáticos de la ciudad.
Santa María La Antigua |
El
mosaico titulado “El Incendio de Valladolid”, nos recuerda el gran
incendio que se declaró en Valladolid el 21 de septiembre de 1561 día de San
Mateo y que dejó destruido el centro de la ciudad.
Al
final de la Calle de la Platería (antes llamada de la Costanilla), y muy cerca
de la Calle Macías Picavea se encontraba la casa del platero Juan de Granada,
al que se le atribuye la imprudencia que dio origen al incendio. En apenas seis
horas el fuego destruyó toda la calle, ayudado por un fuerte viento del este y
por el tipo de construcción que se empleaba en aquellos años; casas con estructura
de madera en la que no existían muros de ladrillo medianeros que pudiesen hacer
de cortafuegos, el fuego saltaba de casa a casa con suma facilidad, siendo
prácticamente imposible su extinción.
El
viento cambió de dirección a suroeste y en el transcurso de cuarenta y ocho
horas el fuego se había extendido hacía la Acera de San Francisco (actual Calle
Ferrari), destruyendo a su paso la Plaza del Mercado (actual Plaza Mayor), la
Calle de la Pasión, Teresa Gil, Plaza Cantarranas, Plaza de Corrillo, y prácticamente
todas sus calles adyacentes. El resultado fue de al menos 440 casas destruidas
y seis personas fallecidas. De nada sirvió la ayuda ciudadana en el intento de
sofocar el incendio, se cuenta que incluso algunos monjes benedictinos
renunciaron a su clausura para participar en la extinción del incendio.
El Incendio de Valladolid |
Tras
el incendio el Concejo inició ese mismo día, 24 de septiembre, la gestión de la
catástrofe, ocupándose en primer lugar de los afectados, proporcionándoles
ayuda y alojamiento. También proporcionó lugares en la plaza para que se
reanudara la actividad comercial, solicitando para ello trazas a Francisco de
Salamanca. Ese mismo día el Concejo tomó la decisión de solicitar a Felipe II
ayuda para la reconstrucción de la parte incendiada, solicitud que se le hizo
llegar a través del corregidor de la ciudad Luis de Ossorio.
El
Concejo se volvió a reunir el día 25 y
tomó la decisión de encargar a Francisco de Salamanca un proyecto para la
elaboración de un nuevo y moderno trazado, proyecto en el que se consideraba la
construcción de una gran plaza así como unas casas consistoriales. El proyecto
fue presentado a Felipe II, el cual con alguna corrección aceptó en su
totalidad. Este momento es el que queda representado en el mosaico titulado “Felipe
II ordena la reconstrucción de la parte incendiada”.
Felipe
II siguió las obras con gran interés, proponiendo algunas modificaciones del
proyecto inicial, las cuales no siempre eran del agrado de la ciudad, ya que
los arquitectos reales no reparaban en los costes económicos que se debían
sufragar a costa de los ingresos municipales.
Las
obras finalizaron en 1572, y la plaza mayor de Valladolid fue alabada y
considerada como la más hermosa de Castilla, tomándola como ejemplo en la
construcción de las plazas mayores de Salamanca y Madrid.
Felipe II ordena la reconstrucción de la parte incendiada |
El
último de los mosaicos, titulado “Llegada de Santa Teresa y San Juan de la
Cruz”, representa la llegada a Valladolid de la Santa para fundar el primer
convento de la Orden del Carmen.
Santa
Teresa salió de Medina del Campo al atardecer del día 9 de agosto de 1568 en
dirección a Valladolid, acompañada de tres monjas y de Fray Juan de la Cruz,
que después de terminar sus estudios de teología se encontraba en Medina del
Campo realizando las tareas de pasante de las clases del convento de Santa Ana.
Después de caminar durante toda la noche, evitando de este modo las altas
temperaturas del verano castellano, llegaron a Valladolid al día siguiente. Su
primer destino fue una casa con huertas cedida por los hermanos Bernardino,
hijos del Conde de Rivadavia, y por doña María de Mendoza, esposa de don
Francisco de Cobos, Marqués de Camarasa y hermana de don Álvaro de Mendoza,
obispo de Ávila, para que Santa Teresa realizara en ella su cuarta fundación.
El
enclave era conocido como “Río Olmos”y estaba situado a unos dos kilómetros de
la ciudad, actualmente indicado con una cruz construida a orillas del Pisuerga
a la altura del puente de Arturo Eyríes. Santa Teresa se ocupó de hacer
construir las tapias y de acondicionar las dependencias para la vida
conventual, sin embargo pronto se daría cuenta de lo insalubre que resultaba el
lugar por su proximidad al río, y comenzó a buscar un nuevo emplazamiento para
la construcción del convento, para ello compró unas casas con corral y jardín a
Alonso de Argüello situadas en el lugar que ocupa el convento en la actualidad.
Llegada de Santa Teresa y San Juan de la Cruz |
Y con este mosaico
termina el pedazo de historia de Valladolid narrada a través de la obra de J. Ruiz de la Luna en
el zaguán del Palacio de Pimentel.