domingo, 21 de agosto de 2016

La Acera de Recoletos

         
Montaje del plano de Bentura Seco de 1738 sobre la cartografía actual

71 Hospital de la Resurrección
41 Convento "Descalzos Recoletos de San Agustín" 
54 Convento "Jesús y María"
55 Convento "Corpus Christi"
40 Convento "Padres Capuchinos"
56 Convento "Monjas Dominicas Recoletas de la Laura"
22 Iglesia "San Juan de Letrán"
     

                Según dice Agapito Revilla en su libro “Las Calles de Valladolid”, el primer nombre con que se conoció a esta calle fue la de “Paseo Los Recoletos”, ya que en dicha calle estaba situado, entre otros, el convento de “Descalzos Recoletos de San Agustín”. Este convento fue fundado en 1595, ocupando  una casa propiedad del licenciado Abella situada más allá de la puerta conocida como de la “Pestilencia”, del otro lado del Campo Grande y camino de Puente Duero.

                Los Agustinos Recoletos eran la rama descalza de la Orden, cuya normativa fue redactada por Fray Luis de León a finales del siglo XVI. En el año 1603 el convento cambió su ubicación, situándose en las proximidades de “La Puerta del Campo”, en unas casas de la actual Acera de Recoletos haciendo esquina con la actual Calle Perú. Sobre el año 1606 fundaron un nuevo convento con la advocación de San Nicolás de Tolentino, el cual fue prácticamente desmontado en la guerra de la Independencia, y abandonado tras la desamortización de Mendizábal. La construcción perduró en el tiempo, con distintos usos, siendo el último de estos el de una fábrica de tejidos cuyo primer dueño fue Julián Marcos. El edificio fue totalmente derribado en 1861 para construir en su solar (los números 7,8, y 9 de la actual calle).
Fachada de la iglesia del convento
 "Descalzos Recoletos de San Agustín"
 según dibujo de Ventura Pérez
 (Libro "Rincones con Fantasma")

                La fachada de su iglesia se puede describir a partir del dibujo de Ventura Pérez que se conserva en el libro de Juan Antolínez de Burgos. Estaba construida en ladrillo, tenía una puerta con un  tímpano decorado con dos ángeles que sostenían el emblema de los agustinos, y por encima de este una hornacina guardaba la imagen de su patrono San Nicolás de Tolentino.

                Seguido al convento de los Padres Agustinos Recoletos se encontraban los conventos de “Jesús y María” y el del “Corpus Christi”, ambos situados en las casas de Alfaro que hacían esquina por un lado con la actual Calle Perú, y por el otro con la actual Calle Gamazo. El convento de “Jesús y María” fue fundado el 3 de mayo de 1583, siendo la segunda fundación de las monjas concepcionistas, y siguiendo la iniciativa del sacerdote Alonso de Guevara. En un principio la comunidad no debía sobrepasar las doce monjas, aunque multiplicó su número en las primeras décadas del siglo XVII. El convento fue integrado en la familia franciscana, muy presente en Valladolid, estando muy influenciado por el convento de San Francisco. A finales del siglo XIX el convento fue demolido y sus patronos, Doña Francisca Orgaz y Melendo, condesa viuda de Polentinos, Don Emilio y Don Domingo de Colmenares y Tarabra, a través de su administrador solicitaron el 3 de abril de 1893 al Ayuntamiento la apertura de una calle que llevara como nombre el apellido familiar “Colmenares”.

                El convento del “Corpus Christi” de las monjas dominicas fue fundado en 1545 por Ana Bonisen, primero fue el convento de las “Descalzas Reales” hasta que las dominicas le ocuparon en el siglo XVII. Debido al mal estado que presentaba, en el año 1883 las monjas obtuvieron licencia para vender el convento y los terrenos que ocupaba, y de esta manera poder edificar un nuevo convento en otro lugar.

                Había otros conventos y edificios religiosos cercanos a estos, los cuales rodeaban el actual Campo Grande, eran el convento “San José” de los padres capuchinos, el convento de “Las Lauras” de las monjas dominicas recoletas,  el colegio de los “Padres Agustinos”, y la iglesia de “San Juan de Letrán” que se conserva actualmente.


El entorno de la Acera de Recoletos y Campo Grande en  1780 de autor desconocido

6  "Hospital de la Resurrección"
7  Convento "Descalzos Recoletos de San Agustín"
8  Convento "Jesús y María"
9  Convento "Corpus Christi"
10 Convento "Padres Capuchinos"
11 Convento "Monjas Dominicas Recoletas de la Laura"
12 Iglesia "San Juan de Letrán"
13 Colegio "Padres Agustinos Misioneros de Filipinas"
19 Convento Hospital "San Juan de Dios"


                Otro de los edificios desaparecidos fue el “Hospital de la Resurrección” que estaba situado en lo que hoy se conoce como las casas de Mantilla. Fue construido en el año 1553 y atendido la mayor parte del tiempo por hermanos de San Juan de Dios, y al final de sus días por las hermanas de la caridad, llevándose a cabo en el mismo las prácticas de los estudiantes de medicina. El “Hospital de la Resurrección” desapareció a finales del siglo XIX y su fachada fue trasladada al jardín que precede la “Casa de Cervantes”.


Portada del antiguo Hospital de la Resurrección


                Los hermanos de San Juan de Dios tenían su convento en los terrenos cercanos a la Academia de Caballería, en lo que fue el hospital de Nuestra Señora de los Desamparados, creado y regentado por la cofradía del mismo nombre en el año 1591. A finales del siglo XVII y tras la muerte de su administrador y benefactor don Luis de Mahudes, los monjes de San Juan de Dios pasaron a regentar dicho hospital junto con el “Hospital de la Resurrección”. En 1618 se unificaron algunos pequeños hospitales, pasando todo ello a ser administrado por un seglar. Los frailes de San Juan de Dios abandonaron el convento a causa de la desamortización, siendo utilizado el edificio para distintos fines, hasta que en 1929 se construyó la Academia de Caballería.


Fachada del antiguo convento hospital "San Juan de Dios" según dibujo de Ventura Pérez
(Libro "Rincones con Fantasma")


Postal del la antigua Academia de Caballería


Postal de la antigua Academia de Caballería


                Tras la Desamortización de Mendizábal la burguesía decimonónica se adueñó del espacio sintiendo la necesidad de urbanizar esta zona de Valladolid considerada como las afueras y compuesta en su mayor parte por conventos religiosos. Se llevó a cabo el ensanche de la ciudad y la calle se convirtió en una de las principales de la misma, sirviendo de enlace con la estación del ferrocarril, a su vez surgió la Calle de Gamazo y se comenzaron a sustituir las viejas construcciones  por edificios residenciales de gran aspecto y calidad, ideales para la burguesía de finales del siglo XIX.


La Avenida de Alfonso XIII, donde se aprecia el tranvía y el famoso kiosco del Paseo Central del Campo Grande


Otro aspecto del la Avenida de Alfonso XIII


                La zona que delimitaban los conventos y edificios religiosos se conocía como “Campo de la Verdad”, y en 1843 a dicho espacio se le puso el nombre de “Campo de Marte”. En el año 1881 entró en servicio el tranvía, uniendo la Estación del Norte con la Plaza Mayor y la zona de San Pablo, siendo el tramo de la Acera de Recoletos uno de los primeros en electrificarse en el año 1910 manteniendo el servicio hasta 1933.

                Con el tiempo la calle ha cambiado de nombre unas cuantas veces, el “Paseo Recoletos” pasó a denominarse “Acera de Recoletos”, debido a que solamente estaba edificado uno de los lados de la calle. Después de la primera visita del rey Don Alfonso XIII , en el año 1903, se cambió el nombre de “Acera de Recoletos” por el de “Avenida de Alfonso XIII”, al proclamarse la segunda República, el 23 abril de 1931 se  cambió el nombre nuevamente por el de “Avenida de la República”. El 12 de agosto de 1936 se acordó reponer de nuevo el nombre de “Acera de Recoletos”, aunque poco duró el cambio ya que, el 28 de octubre de 1936 la calle pasó a denominarse “Avenida del General Franco”, hasta que con la llegada de la democracia recuperó su nombre inicial de “Acera de Recoletos”, nombre que mantiene actualmente.

                La “Acera de Recoletos” ha estado siempre muy unida al “Paseo Central del Campo Grande”.  Un paseo muy frecuentado por la proximidad de los árboles del “Campo de Marte”, pese a las incomodidades ocasionadas por el excesivo polvo y su deficiente iluminación, antes de que fuera urbanizado en el periodo correspondiente a la alcaldía de Miguel Íscar.



Paseo Central del Campo Grande donde se aprecia el desaparecido Salón Pradera


Estación del Norte


                Cuando se construyó la “Estación del Norte”, tanto el paseo central del Campo Grande como la Acera de Recoletos adquirieron una gran importancia, ya que era la primera impresión que se llevaban los viajeros que llegaban a Valladolid utilizando el ferrocarril siendo necesario cuidar su aspecto.

                El paseo fue durante muchos años escenario de importantes acontecimientos, como ceremonias militares, visitas reales, e incluso manifestaciones deportivas de la ciudad, y en especial las carreras de bicicletas.

                Las bandas de los regimientos, y en especial la de Isabel II tocaban todos los domingos para amenizar el paseo. Las condiciones en las que lo hacían no eran las más adecuadas, ya que la gente se arremolinaba alrededor de los músicos dificultando su tarea. Además como hemos dicho anteriormente era un lugar polvoriento donde cada cual llevaba su silla colocándola donde mejor le parecía generando de esta manera un gran desorden y desgobierno.


El templete del Paseo Central del Campo Grande, al fondo la Casa de Resines


                Para remediarlo el Ayuntamiento dispuso un tablado para los músicos para que no se sintieran tan agobiados, y en agosto de 1880 se construyó un moderno templete iluminado por ocho candelabros de tres lámparas de gas cada uno. Este templete perduró hasta el año 1940, en el que fue desmontado. No fue el único templete que se instaló en el paseo central de Campo Grande frente a la Acera de Recoletos, hasta el año 1953 dos nuevos templetes estuvieron instalados en el paseo, aunque ninguno de ellos se pudo comparar con el primero, no solo en el estilo de construcción, sino también  en su calidad acústica.

                En el año 2003 se prolongó la Acera de Recoletos aprovechando unos terrenos liberalizados donde estaban instalados unos depósitos e instalaciones de gas y unas naves de RENFE, después de esta ampliación la Acera de Recoletos comunica de forma directa la Plaza de Zorrilla con la “Estación del Norte”.


Aspecto que presenta la Acera de Recoletos en la actualidad


                De entre los edificios que conforman la Acera de Recoletos algunos de ellos destacan de manera notable, como son:


La casa Mantilla

                Edificio promovido por Fidel Recio Mantilla, de ahí el nombre por el que se conoce, obra del arquitecto Julio Saracíbar. Se comenzó a construir en 1890 finalizándose en el año 1891, es considerado como un ejemplo de la arquitectura burguesa de Valladolid y está situado en el lugar que ocupaba el “Hospital de la Resurrección”. Es uno de los edificios urbanos más representativos de la ciudad, para su construcción fue necesario abrir la actual Calle Mantilla, de esta forma el edificio ocupa toda una manzana, cuenta con cinco portales de viviendas, dos en Acera de Recoletos, uno en la Calle Miguel Íscar y dos en la Calle Marina Escobar. El edifico cuando se construyó disponía de electricidad y el portal situado en la esquina entre la Calle Miguel Íscar y Acera de Recoletos fue el primero de Valladolid en el que entre sus escaleras se instaló el primer ascensor, el cual funcionaba mediante un sistema hidráulico cuyos depósitos se conservan en la actualidad.

                El edificio fue restaurado tanto en su parte exterior como en la interior en el año 2007. Consta de cuatro pisos más una planta baja en la que se abren grandes arcos para los locales comerciales, decorados con atlantes, cabezas de león, máscaras y figuras femeninas. Las viviendas poseen grandes miradores y balcones, las esquinas que se abren a la Acera de Recoletos se solucionan mediante unos torreones rematados con una cúpula. El edificio está decorado en su exterior mediante estucos, a base de columnas, pilastras, cariátides, guirnaldas y frontones los cuales algunos de ellos han desaparecido.

                Es un edificio de estilo ecléctico con influencias del beaux-artiano francés en la organización, proporciones, y decoración de sus fachadas. En su interior la decoración sigue el mismo estilo, con un gran lujo y una gran calidad en los materiales.









Detalle de la fachada de la Casa de Mantilla


La casa Resines

                Unos metros más adelante en dirección a la Estación de Norte destaca un edificio cuyo primer propietario se llamaba Francisco Resines, tiene grandes similitudes con la Casa Mantilla aunque no es de extrañar pues fue obra del mismo arquitecto Julio Saracíbar, y prácticamente fue construido en el mismo año 1891.

                El edificio es de estilo ecléctico mezclado con la Escuela de Chicago y adornado con el estilo beaux-artiano francés. La casa Resines tiene una de las fachadas más elegantes y con más filigrana de Valladolid, su composición tiene un ritmo singular, tanto en su lectura horizontal como en la vertical, que junto con la plasticidad de los elementos decorativos dota al edificio de una gran presencia mostrándose como uno de los más ricos de la ciudad. Su fachada presenta grandes huecos, en el primer piso flanqueados por cariátides y atlantes, en el segundo y tercer piso las ventanas se solucionan mediante grandes arcos sobre columnas gigantes que abarcan las dos plantas, el cuarto piso dispone de una galería de arcos de medio punto. Su estructura es metálica dando prioridad a la luz y a los elementos decorativos.





Ventanas del segundo y tercer piso


Detalle de la decoración de los arcos


En el primer piso los huecos están flanqueados por cariátides y atlantes



La casa del Príncipe

                Es un edificio residencial de estilo modernista que ocupa el lugar donde se encontraba el convento de “Jesús y María”. Se comenzó a construir en el año 1906 finalizándose en 1908, siendo obra del arquitecto Modesto Coloma Palenzuela, uno de los primeros arquitectos en introducir el modernismo catalán en la arquitectura vallisoletana.

                Del edificio destaca sobre todo la fachada, siendo lo más expresivo de ella el torreón que resuelve su esquina, el cual tiene forma cilíndrica elevándose desde unos delicados soportes de fundición que parece que le sostienen. Sus grandes huecos están decorados con columnas y elementos vegetales, rematándose todo ello con una cúpula apuntada. El resto de la fachada es de ladrillo y se organiza mediante balcones y miradores que se distribuyen de forma distinta según la planta. Los miradores son de hormigón armado, al igual que el resto de los elementos decorativos de la fachada, que se complementan con el hierro, la fachada en la coronación del edificio dispone de curvas recortadas que ocultan la cubierta muy de estilo modernista. En la planta baja los grandes huecos se resuelven con pilares de fundición decorados.

                Es un edificio ecléctico con una gran influencia del modernismo que se aprecia en sus adornos vegetales de las fachadas, aunque también sigue la tradición mudéjar en la aplicación del ladrillo y la influencia del estilo beaux-artiano francés. 









La coronación de estilo modernista oculta la cubierta



Detalle de la cúpula apuntada