Fachada del Colegio Mayor de Santa Cruz |
El Palacio de Santa Cruz, antiguo
Colegio Mayor de Santa Cruz, fue fundado por el cardenal Don Pedro González de
Mendoza, según la bula expedida por el Papa Sixto IV el 16 de enero de 1482,
que confirmaba y ratificaba una anterior emitida el 29 de mayo de 1479. Don
Pedro González de Mendoza fue el quinto hijo de Don Iñigo González de Mendoza, marqués
de Santillana y de Doña Catalina Suárez de Figueroa; fue un poderoso miembro
del clero bastante influyente en los asuntos de Estado, fue obispo de
Calahorra, de Santo Domingo de la Calzada y de Sigüenza, abad de Valladolid y
de San Zoilo en Carrión de los Condes, y en el año 1477 fue nombrado cardenal.
En 1478 recibió el obispado de Osma y la abadía de Moreruela, y en 1483 fue
nombrado arzobispo de Toledo.
El Cardenal Mendoza quería un
edificio en el que pudieran residir y recibir enseñanza estudiantes sin
recursos económicos, en un principio dudó si establecerlo en Valladolid o
Salamanca, decidiéndose por Valladolid según escritura de 21 de noviembre de
1483 expedida en Vitoria. El 17 de julio de 1484 el Papa publicó una bula
manifestando que estaba de acuerdo con
la decisión del cardenal de establecer el colegio en Valladolid, y fue
entonces cuando se publicaron oficialmente en Guadalajara las Constituciones redactadas
en Vitoria.
El colegio se fundó con veinte
colegiales en 1484, los cuales estuvieron alojados en unas casas cercanas a la
Calle de la Merced mientras se construía el edificio. Las obras comenzaron en
1486 y para su realización se destinaron cuantiosas sumas, que fueron administradas por su mayordomo Alfonso de
Villanueva, la supervisión de las obras fue llevada a cabo por el bachiller
Juan de Fonseca, y a partir de 1488, por el teólogo Toribio de Bedoya.
Planta del edificio |
Se desconoce el arquitecto que
diseñó el edificio de estilo gótico, aunque se le atribuye a Enrique Egas, se
sabe con seguridad que en su construcción participaron los canteros Pedro
Polido y Juan de la Riba, estos levantaron la fachada principal, abriendo en
sus paños unas primitivas ventanas góticas. El cardenal se disgustó al ver que
se estaba construyendo un edificio gótico, y ordenó derribar lo construido
hasta entonces, para reconstruirlo siguiendo las normas del nuevo Renacimiento.
El edificio al final no se derribó, sino que se adaptó y finalizó siguiendo el
nuevo estilo, esta actuación se produjo a partir del año 1490 y recayó bajo la
responsabilidad del arquitecto Lorenzo Vázquez de Segovia, al que el cardenal
contrató como maestro de obras, siendo
el auténtico artífice de la arquitectura renacentista del edificio. El edificio
fue finalizado en lo esencial en el año 1491 como indica una inscripción
situada en el zaguán del mismo, inaugurándose el año siguiente, en el que se
trasladaron los colegiales. En el testamento redactado en 1494, el Cardenal
Mendoza destinó una importante suma para la construcción de un retablo para la
capilla, encargando a Lorenzo Vázquez de Segovia la contratación del mismo, y
que se asegurase de la calidad de la talla, retablo que no se ha conservado.
Durante la Guerra de la
Independencia el colegio permaneció cerrado a los estudiantes hasta el año
1816, años más tarde sufrió un nuevo cierre, permaneciendo cerrado hasta 1833,
época en la que reinaba Isabel II, bajo la regencia de María Cristina. En 1838
el colegio fue cerrado definitivamente, desde entonces el edificio ha tenido
distintos usos, fue sede del Museo de Bellas Artes en 1842, fue agregado a la
Universidad en el año 1850, fue ocupado en parte por la Academia de Bellas
Artes de la Purísima Concepción en 1858, también lo ocupó la Comisión de
Monumentos, el Museo Arqueológico, la Escuela de Artes y Oficios Artísticos, y
la Escuela de Música. En la actualidad alberga el Rectorado de la Universidad
de Valladolid, además de otros servicios de la administración y enseñanza
universitaria, es sede el Museo de la Universidad (M.U.V.A.), y dispone de una
gran biblioteca, la cual contiene fondos que aportó el Cardenal Mendoza, así
como los de la Biblioteca de la Universidad y diversas obras procedentes de
conventos desamortizados. La obra más valiosa es el “Beato de Valcabado”,
códice mozárabe caligrafiado y miniado por Oveco, que vivió en el monasterio de
Valcabado, fechado en el año 970, y que contiene los comentarios del
Apocalipsis de San Juan, escritos por el Beato, abad del monasterio de Santo
Toribio de Liébana. En el año 1955 el Colegio de Santa Cruz fue declarado
Monumento Histórico Artístico.
Debido a la mala calidad de la
piedra empleada en la construcción del claustro, en 1602 este fue reformado,
encargándose Juan de Nates de sustituir todos los pilares, excepto los
angulares, de todo el primer piso de arcadas del claustro, ya que estaban muy
deteriorados. Una nueva reforma del claustro se realizó en 1744, cuando los
arquitectos Juan de Sagarvinaga y Domingo de Ondátegui, sustituyeron las
galerías del segundo y tercer piso. En el siglo XVIII, se iniciaron una serie
de mejoras y reparaciones, incluyendo la reforma de las fachadas, transformando
su imagen gótica, con la introducción de balcones y ventanas de estilo
neoclásico, para ello fueron consultados los arquitectos Ventura Rodríguez y
Juan de Sagarvinaga, aunque fue el arquitecto Manuel Godoy el encargado de
proyectar y transformar todos los vanos de las fachadas del edificio, incluidos
los cinco balcones que se pueden contemplar en la fachada principal, quedando
concluida la obra en el año 1768. En el siglo XIX se produjo otra reforma,
dirigida por el arquitecto Zacarías González, para atajar la enfermedad de la
madera, fortalecer su estructura, sanear interiores y acondicionar las
estancias del edificio para sus nuevos usos. Esta reforma dejó al descubierto
los primeros huecos de las ventanas, paredes de madera, y arquerías del
primitivo estado del edificio.
Fachada de San Ambrosio |
El edificio del Colegio de Santa
Cruz fue ampliado en 1712, añadiendo una construcción que unía el colegio con
su hospedería, y en 1940 se le adosó a dicha construcción la fachada que
perteneció originalmente al colegio jesuita de San Ambrosio, realizada en 1740
y considerada un buen ejemplo de fachada de tipo columnario.
La hospedería fue construida en
1615, siguiendo las trazas del arquitecto Antonio del Solar, tiene una planta
cuadrada con un patio en el centro, la forman dos cuerpos de galerías
organizadas mediante pilares cuadrados y arcos de medio punto.
El edificio del colegio tiene planta
cuadrada, se distribuye en sótano, planta baja, dos pisos y un desván situado
sobre la crujía de la biblioteca. La fachada principal tiene mayor altura que
las laterales, está dividida en cinco tramos mediante seis contrafuertes, de
los cuales los dos centrales están decorados con sencillas molduras a la altura
del primer cuerpo, a partir del segundo aparece la decoración renacentista
consistente en pilastras pareadas y acanalados, sobre estas, se aprecian los
escudos del Cardenal Mendoza. Está rematada con una gran cornisa decorada con
motivos clásicos, y sobre esta una balaustrada con ornamentos renacentistas y
pináculos góticos. La portada se desplaza ligeramente hacia la izquierda y en
sus lienzos se abren ventanas rectangulares y grandes balcones afrontonados.
Las fachadas laterales son más sobrias, tienen ventanales en el piso bajo y una
doble fila de balcones neoclásicos en los dos pisos superiores.
Portada del Colegio de Santa Cruz |
La portada principal es una de las
obras arquitectónicas más trascendentales del renacimiento español, su puerta
se abre en un arco de medio punto que se apoya en una pilastra, y en un cuarto
de columna con labores renacentistas, el entablamento está decorado con leones
alados entre vegetales y sobre él, un frontispicio de medio punto decorado con
delfines, palmeras, y pebeteros de pie. En el tímpano interior se representa al
Cardenal Mendoza arrodillado ante Santa Elena, descubridora de la Santa Cruz.
El balcón central es similar al resto de los balcones de la fachada principal,
si bien más decorado, sobre su frontón triangular hay un clípeo vacío y sobre
este el escudo de los Reyes Católicos, en el que se aprecia la falta de la
granada, a la izquierda de este, el escudo del linaje de Mendoza, y a la
derecha el de armas de los Figueroa. Todo el paño que ocupa la portada se
encuentra tapizado por un almohadillado, influencia de la escuela italiana.
Se accede al interior a través del
zaguán, este está cubierto con una bóveda de crucería sencilla apoyada sobre
ménsulas situadas en los ángulos con decoraciones góticas de ángeles
portablasones que exhiben las armas del fundador, obra del escultor Alejo de Vahía.
Desde el zaguán se accede por su lado derecho a la capilla y la sacristía, a
través de un arco apuntado con una puerta de madera decorada con tracerías
flamígeras. La capilla, de tamaño reducido, ha perdido su primitivo abovedamiento,
sin embargo se conserva el de la sacristía, realizado en crucería sencilla, con
ángeles tenantes de escudos, obra de Alejo Vahía. Preside el altar un crucifijo
de madera, obra de Gregorio Fernández, conocido como “El Cristo de la Luz”,está
realizado entre los años 1631 y 1636, y está en calidad de depósito del Museo
Nacional de Escultura.
Claustro del Colegio Mayor de Santa Cruz |
Desde el zaguán también se accede al
claustro, patio modélico en sus proporciones, consta de tres pisos de arquerías
con arcos de medio punto sobre pilares octogonales. El claustro, aunque todavía
conserva cierto carácter gótico, da una sensación de espaciosidad y de
proporción propio del espíritu del renacimiento, los pretiles del primer cuerpo
muestran claraboyas góticas, y los del último cuerpo presentan balaustres
barrocos, debido a una reforma del siglo XVIII. Las enjutas de los arcos están
decoradas con Cruces de Jerusalén y escudos de la familia del fundador. Una
escalera de ida y vuelta situada en un ángulo del claustro comunica las
distintas plantas, es de estilo neoclásico y se accede a ella por una portada
de muy bello trazado dórico, está cubierta con una bóveda con lunetos.
Biblioteca de Colegio Mayor de Santa Cruz |
En el primer piso destaca la
biblioteca, la cual ocupa la totalidad del ala oeste, está cubierta con una
bóveda de cañón rebajado con lunetos, aunque originalmente estaba cubierta con
madera. La portada de acceso es de estilo renacentista, es de medio punto
peraltado con decoración de clípeos y la Cruz de Jerusalén en las enjutas. La
estantería, obra de ebanistería y talla, ejecutada en 1705 por el ensamblador
Alonso de Manzano se extiende por los cuatro lienzos del recinto, está
dispuesta en dos pisos, con escalerillas para acceder a la parte superior, los
diferentes cuerpos se separan mediante columnas salomónicas, y está coronada
con un bello remate botánico, las distintas zonas se clasifican mediante
tarjetillas. En la parte alta se pueden apreciar los escudos de los fundadores
y en el testero se dispone un retrato del Cardenal a caballo a la manera de
Santiago Matamoros.