Iglesia de San Benito el Viejo antes de convertirse en museo |
La iglesia de
San Benito el Viejo existía como ermita
en el siglo XIII aunque se reconstruyó a finales del siglo XVI y principios del
XVII, el calificativo de “Viejo” era para diferenciarla de la iglesia de los
benedictinos, San Benito. En 1375 se convirtió en parroquia y en 1812 fue
suprimida y agregada a la parroquia vecina de San Martín, pasando a convertirse
en almacén, una parte de las obras que atesoraba fueron trasladadas a la
iglesia de San Martín, aunque desgraciadamente gran parte de su patrimonio fue
desapareciendo con el tiempo. En 1921 se volvió a abrir al culto como capilla de
las Madres Oblatas que desde 1912 utilizaban la vecina Casa del Sol. Después de
permanecer bastante tiempo cerrada, pasó a ser propiedad del Estado en el año
1999, y desde el año 2012 constituye junto con el Palacio del Conde de Gondomar
un nuevo espacio perteneciente al Museo Nacional de Escultura del Colegio de
San Gregorio, donde se muestra una colección que tenía la sede en otro museo, y
que se denomina Museo de Reproducciones Artísticas.
Escudo de armas del Conde de Gondomar |
En 1540 los propietarios de la vecina “Casa del Sol” don
Sancho Díez de Leguizamón y su esposa Doña Mencia de Esquivel, solicitaron
permiso para reconstruir la capilla mayor y dedicarla a lugar de
enterramiento, las obras fueron
realizadas en 1583 en las que intervinieron los maestros alarifes de
Mazarredonda y Alonso de la Vega.
En 1599 adquirió el patronato de la capilla mayor Don
Diego de Sarmiento de Acuña, conde de Gondomar, el cual era el propietario de
la vecina “Casa del Sol”, este mandó realizar importantes reformas con el fin
de convertirla en su capilla privada. El conde ordenó colocar su escudo de
armas en el testero exterior, escudo que fue realizado en 1601 por los canteros
Martín de Uriarte y Juan de Celaya.
El edificio de estilo herreriano está construido en
piedra, dispone de una sola nave de cinco tramos, con capillas en su costado
sur, donde tiene su puerta de entrada. Tiene el crucero saliente de brazos
cortos y presbiterio rectangular, que ofrece al exterior contrafuertes
angulares en las esquinas. El coro alto se sitúa a los pies y actualmente está
cubierta mediante bóveda de medio cañón con lunetos, aunque no siempre fue así
ya que a mediados del siglo XVIII estaba cubierta mediante artesonados de
madera. Hacia el año 1750 se realizaron unos cielorrasos que condenaron los
artesonados.
La iglesia tenía un retablo que seguía las trazas que en
1629 dieron Francisco de Praves y Gregorio Fernández, este desapareció a
principios del siglo XIX.
Iglesia transformada en el Museo de Reproducciones Artísticas |