Fachada del palacio del Marqués de Villena |
El palacio es un edificio anexo al Museo Nacional de
Escultura, cuyo uso principal es el de mostrar las colecciones del Museo y la
celebración de exposiciones temporales, también alberga la sala de
conferencias, la biblioteca, y los talleres de restauración del Museo.
La historia del palacio comienza cuando el matrimonio
formado por Don Antonio Velasco y Rojas, Señor de Villerías, Consejero de
Estado y Guerra, persona siempre al servicio del Emperador Carlos V y Doña
Francisca de Silva, iniciaran a mediados del siglo XVI la construcción de sus
casas principales enfrente del Colegio de San Gregorio. La construcción del
palacio fue encargada al arquitecto Francisco de Salamanca, importante
arquitecto de la época que entre sus trabajos se encontraba la reconstrucción
del la Plaza Mayor después del incendio de 1561. El resultado fue un importante
palacio en el que el propio Emperador pernoctaría en numerosas ocasiones. El
palacio fue finalizado por Don Pedro, Comendador de Portezuelo en la Orden de
Alcántara, e hijo de Don Antonio Velasco y Doña Francisca de Silva.
Tras sucesivas herencias, la propiedad del palacio recayó
a mediados del siglo XVII en la esposa del Marqués de Villena, apellidada
Velasco y Ayala, motivo por el cual el palacio se conoce con el nombre de
“Palacio del Marqués de Villena”. Posteriormente el palacio pasó a pertenecer a
otras familias como, los Duques de Pastrana, los Duques del Infantado, el
Marqués de Casa Pombo, y los Marqueses de Alonso Pesquera, siendo estos últimos
los que vendieron el palacio al Estado en 1919. Fue la sede del Gobierno Civil
hasta el año 1982, en el que pasó a convertirse en edificio anexo al Museo
Nacional de Escultura.
Planta del palacio |
Los elementos arquitectónicos del interior del palacio,
como su escalera y el patio, así como la composición de la fachada y la
portada, se relacionan con elementos de otros palacios vallisoletanos y en
especial con el Palacio de Licenciado Butrón, realizado también por el
arquitecto Francisco de Salamanca.
La portada está formada por un gran arco de entrada, con
grandes dovelas labradas en cantería sobre la cual destaca una ventana regia,
cuyo dintel se apoya sobre dos zapatas con decoración renacentista, sobre esta
un pequeño escudo labrado en piedra con las armas del propietario, estos tres
elementos están separados mediante dos molduras que enmarcan la ventana. La
portada da paso a un zaguán, en el que se abren dos puertas de acceso al patio,
y tras su galería situada en el fondo se encuentra la escalera. Dicha escalera
es de tipo claustral, de grandes proporciones, formada por tres tramos
diferenciados y cubierta por un artesonado original. Está realizada en cantería
totalmente labrada, destacando de ella un esplendido arco de entrada, la
escalera es el elemento arquitectónico más importante del palacio siendo muy
similar a las escaleras de los palacios de Fabio Nelli y del Licenciado Butrón.
Detalle de uno de sus torreones |
El patio de dos pisos y bastante proporcionado está
formado en tres de sus lados por dos ordenes de columnas jónicas sobre las que
descansan arcos de medio punto otorgando al conjunto una gran elegancia. En las
enjutas presenta una serie de medallones correspondientes a una restauración
posterior realizada por Vicente Caballero López.
La gran calidad arquitectónica del edificio radica en la
relación de los espacios zaguán, patio, y escalera, junto con la luz que los
ilumina.
En cuanto a la fachada del edificio, el único elemento
original es la portada, los torreones de las esquinas no figuraban en las
trazas originales del edificio, fueron un encargo del Marqués de Casa Pombo,
realizados a finales del siglo XIX con la intención de emular otros palacios
vecinos. También realizó una trasformación neorrenacentista de la fachada,
reordenando los vanos y colocando sobre ellos frontones triangulares y curvos.