sábado, 25 de septiembre de 2021

Esculturas y pinturas del Pasaje Gutiérrez (5)

 

El Pasaje Gutiérrez fue construido con fines comerciales en el año 1886 imitando los surgidos en París como consecuencia de la revolución industrial del siglo XIX. Eran pasadizos que unían calles concurridas, en las que se establecían comercios, cafés y establecimientos públicos; tendencia que obtuvo continuidad en otras ciudades europeas como Hamburgo, Nantes, Milán, Madrid, Barcelona y Mánchester entre otras.

La iniciativa para su construcción correspondió al comerciante y rico capitalista Eusebio Gutiérrez, el cual encargó el proyecto al arquitecto Jerónimo Ortiz de Urbina.

El pasaje forma un espacio de dos tramos unidos en torno a una pequeña rotonda central, cada tramo está decorado con pinturas en los techos, y con lucernarios continuos resueltos con formas de madera de cuidada decoración donde se apoya la cubierta, construida con tejas de vidrio procedentes de la Real Fábrica de Cristales de la Granja de San Ildefonso de Segovia. El encuentro entre los dos tramos se resuelve mediante una cúpula acristalada soportada por una estructura de hierro.

En torno a la rotonda existen cuatro esculturas femeninas realizadas en terracota colocadas en las esquinas, representan las cuatro estaciones del año. Las esculturas están bastante deterioradas, y llevan la firma de M. Gossin, Visseaux, París.






En el centro de la rotonda bajo la cúpula una escultura de Mercurio realizada por Jean-Jacques Ducel en hierro fundido imitando al bronce, representa al dios del comercio, copia de la auténtica escultura de Juan de Bolonia realizada en 1565 que se puede contemplar en el Museo del Barguello de Florencia. Al pie de la escultura se puede leer  “Val D’Osné”, empresa de origen francés que comercializaba las esculturas. El Mercurio Volador lleva el sobrero que usaban los griegos y romanos cuando viajaban, para protegerse tanto del sol como de la lluvia; se le representa con alas ya que también es considerado como el protector de los viajeros.

Mercurio, protector de los viajeros


La decoración del pasaje se completa con un grupo escultórico situado bajo el dosel de un bonito balcón que se abre a la galería de dos niños que sostienen un reloj. Este grupo escultórico lleva en su pedestal grabado el mismo nombre que aparece en las alegorías de las estaciones, lo que confirma el origen francés de todos los elementos decorativos.

Grupo escultórico formado por dos niños y un reloj


En el pasaje Gutiérrez también se pueden apreciar pinturas en los techos, aplicadas al estilo veneciano, pintadas sobre lienzos y encolados al techo realizadas por Salvador Seijas. Representan un ciclo de alegorías de las actividades productivas, representando a la Industria, la Agricultura y el Comercio; también tiene su representación la Primavera, junto con Apolo y las Bellas Artes. Había un lienzo más pintado, pero después de aparecer humedades en 1997, fue necesario retirarlo para su reparación, desapareciendo misteriosamente.







Salvador Seijas nació en Fuentes de Nava (Palencia), trabajó como profesor de dibujo en la Escuela de Bellas Artes de Valladolid y como ilustrador caricaturista en el periódico “Mefistófeles”. El éxito que tuvieron las pinturas del Pasaje Gutiérrez la abrió las puertas de numerosos trabajos relacionados con la pintura decorativa, realizó trabajos de decoración para viviendas, portales y establecimientos comerciales de Valladolid. Entre sus trabajos principales se encuentra la decoración que realzó en 1876 de algunos salones de la Academia de Caballería, la decoración con la serie del Quijote que realizó en 1887 para el “Círculo de Recreo” y la pintura de la “Aparición de la Virgen a San Antonio” en el convento de San Benito.

Plano de situación del Pasaje Gutiérrez (5)


Bibliografía: Blog “Arte en Valladolid” de  Javier Baladrón Alonso; blog “La Mirada Curiosa” de  Jesús Anta Roca y blog “DOMUS PUCELAE”.