lunes, 6 de septiembre de 2021

Monumento a Miguel de Cervantes (3)

 

En 1866 se coloco una lápida conmemorativa en la fachada de la casa identificada como la vivienda que ocupó Miguel de Cervantes en su estancia en Valladolid, esta lápida fue realizada por el escultor Nicolás Fernández de la Oliva y a la Corporación Municipal le pareció suficiente como tributo a la memoria el escritor. Pero gracias a la insistencia de Mariano Pérez Mínguez, entusiasta cervantinista se llegó a materializar una escultura, la primera que se realizo en Valladolid.

Lápida conmemorativa de la Casa de Cervantes


Mariano Pérez Mínguez tuvo la idea de levantar un monumento a Miguel de Cervantes en la plazuela surgida en el Rastro como consecuencia de las reformas urbanísticas que el Ayuntamiento estaba realizando. En 1876 el Ayuntamiento concedió los permisos para la ejecución del proyecto, y comenzó la ardua tarea de conseguir el dinero para su ejecución. Se decidió abrir una suscripción nacional con la idea de que una pequeña aportación de un gran número de españoles sería suficiente para conseguirlo, la respuesta fue insignificante y se abrió otra suscripción esta vez entre los vallisoletanos, que fue acogida con entusiasmo aunque las aportaciones fueron escasas. Se trató de implicar al “mundo intelectual”, y se llamo prácticamente a todas las puertas, hasta se creó una lista para que figurasen los donantes, así como la cantidad que aportaban. En definitiva se llegaron a recaudar 14.588 reales.

Esta cantidad sirvió para poner en marcha el proyecto bajo la dirección del arquitecto municipal Joaquín Ruiz Sierra. El pedestal cedido por el Ayuntamiento, pertenecía al cuerpo bajo de la fuente de la Rinconada, consistente en un modulo de dos cuerpos separados por hiladas de molduras, en el módulo superior había cuatro hornacinas con bustos en su interior.

La primera piedra se puso el 22 de octubre de 1876, inmediatamente Mariano Pérez Mínguez encargó cuatro bajorrelieves con escenas del Quijote para colocarlos en el cuerpo bajo del pedestal al profesor de modelado Pablo Santos Berasategui, y la escultura a Nicolás Fernández de la Oliva, escultor madrileño y profesor de la Escuela de Bellas Artes de Valladolid.

La aventura de los molinos de viento


La aventura de la lucha con el león

La aventura de la lucha con los pellejos de vino

La aventura de la estancia de Don Quijote en el palacio de los Duques

Los bajorrelieves de 0,77 m. de alto y 1,10 m. de ancho, son de mayor calidad que le escultura, y fueron fundidos en hierro por la factoría Gabilondo, representan “La aventura de los molinos de viento”, “La aventura de la lucha con el león”, “La aventura de la lucha con los pellejos de vino” y “La aventura de la estancia de don Quijote en el palacio de los duques”.

La escultura fue fundida en hierro en los talleres de Cándido Aldea que estaban situados en la dársena del Canal de Castilla, representa al escritor vestido con traje de época, el cual sostiene una pluma en su mano derecha, que apoya sobre una pequeña columna de la que cuelga la capa, mientras que con su mano izquierda sostiene un libro. Es una escultura bastante modesta y sencilla que no llega a tener la calidad de las esculturas realizadas en bronce, aunque tiene la importancia de ser el primer monumento público erigido en Valladolid.

Escultura de Miguel de Cervantes


El monumento fue inaugurado en septiembre de 1877, y tres años más tarde se produjo su traslado a un nuevo emplazamiento no muy lejano del primitivo (cerca de la actual Plaza de Madrid). Dos informes previos, uno  de de la Academia de Bellas Artes de Valladolid solicitado por el Ayuntamiento con el fin de de que la Academia prestase su colaboración en el proyecto, en el que se informaba de la escasa calidad de la piedra elegida para el pedestal y que “… sus perfiles y formas no correspondían a un pedestal destinado a perpetuar la gloria de una de las primeras celebridades españolas”, y otro de la Comisión de Obras en el que indicaba que el lugar donde se tenía previsto levantar el monumento no era adecuado ya que impedía la prolongación de la futura Calle Mendizabal (calle que nunca se llegó a materializar) y porque ocupaba solares que podrían venderse en un futuro, propiciaron su traslado.

Monumento a Miguel de Cervantes en su primer emplazamiento


Aprovechando el traslado del monumento se procedió a la construcción de un nuevo pedestal,  rechazando el ofrecimiento del Sr. Manso de utilizar el pedestal construido en la Plaza Mayor para la estatua del Conde Ansúrez. El encargado de la ejecución de la obra fue Jacinto de la Peña.

El nuevo pedestal se finalizó en noviembre de 1880, consistía en un alto basamento de piedra con forma de prisma con baquetoncillos en las aristas y hojas de agua tanto en su base como en su remate.

Con anterioridad, en enero del mismo año la estatua de Cervantes fue retirada junto con los bajorrelieves  y los bustos. Cuando se produjo su traslado al nuevo pedestal tan solo se coloco la estatua, los bajorrelieves se quedaron en la Casa-Museo de Cervantes y los bustos se terminaron vendiendo a un anticuario, desconociéndose actualmente su paradero.

En 1881 el Ayuntamiento aprobó la liquidación de las obras y dio por finalizado el traslado del monumento, pero un año después se comenzó a especular con un nuevo traslado, ya que la estatua casi tocaba con los balcones de la nueva Calle de Miguel Íscar, aunque no sería hasta dos años después cuando se hizo un llamamiento para que se buscase un emplazamiento más digno ya que el monumento quedaba empotrado entre las edificaciones. Se propuso como nuevo emplazamiento cualquiera de las entradas al Campo Grande, aunque al final se decidió como lugar idóneo la plazuela de Santa María, actual Plaza de la Universidad.

Fue a finales de 1886 cuando el Ayuntamiento acordó su traslado, aunque no se realizó de forma inmediata; en febrero de 1889 se comenzaron las obras de cimentación y a comienzos de marzo se comenzó a desmontar el monumento, numerando las piezas del pedestal para su traslado, que fue completado a finales del mes de marzo, y el 4 de abril de 1889 se colocó la estatua sobre su pedestal.

Monumento de Miguel de Cervantes en la actualidad


Con posterioridad al año 1962 se colocó en el frente del pedestal del monumento una lápida conmemorativa con la inscripción “Valladolid a Miguel de Cervantes, vecino de honor de la ciudad” como consecuencia del nombramiento que le otorgó el Ayuntamiento en sesión extraordinaria del 28 de marzo de 1962, cuyo diploma acreditativo expedido el 23 de abril de 1962 se conserva en la Casa-Museo de Cervantes.

Nicolás Fernández de la Oliva nació en Madrid el 17 de diciembre de 1810, estudió en la Real Academia de Nobles Artes de San Fernando, y se trasladó a Valladolid en 1853 donde ejerció como profesor en la Academia de Bellas Artes de Valladolid. Se trasladó de nuevo a Madrid como profesor en la Escuela Especial de Pintura y Escultura de Madrid, ejerciendo en la sección de escultura. Falleció el 10 de agosto de 1887 en Madrid.

 

Plano de situación del Monumento a Miguel de Cervantes (3)

 Bibliografía: "Escultura Pública en la ciudad de Valladolid" de José Luis Cano de Gardoqui García; Blog “Arte en Valladolid” de  Javier Baladrón Alonso; Libro “Cervantes en Valladolid, Valladolid en Cervantes” de José Delfín Val; Web “Escultura Urbana” https://esculturaurbana.com/.