miércoles, 19 de diciembre de 2012

Antiguo convento de las Comendadoras de Santa Cruz

Claustro (Foto de http://domuspucelae.blogspot.com)

            Fue fundado en 1489 bajo la advocación de Santa Cruz por las hermanas Doña María de Zúñiga y Doña María de Fonseca, las cuales cedieron para la nueva construcción su propio palacio. El convento de estricta clausura, solo admitía a las mujeres e hijas de los Caballeros de la Orden militar de Santiago, así como a señoras, hijas y hermanas de grandes títulos de España. Llegó a ejercer el patronazgo del convento Doña María Ana Ladrón de Guevara, de la familia de los Condes de Oñate y Marqueses de Viana, la cual siendo comendadora inició la construcción de la iglesia del siglo XVII, esta se remató gracias a los cuantiosos donativos de Doña Teresa de Zúñiga y Pacheco, Marquesa de Castrofuerte.
Portada lateral de la iglesia

            El convento permaneció activo hasta la Desamortización, pasando a continuación a la Comunidad de Dominicas del Rosario, conocidas como “Las Francesas”, que establecieron un colegio femenino. En los años setenta se trasladaron a su nueva sede en la Huerta del Rey vendiendo el edificio a una inmobiliaria, la cual construyó un complejo de edificaciones que envuelven la iglesia y el claustro, únicas construcciones que se conservan del convento original, posteriormente la iglesia fue adquirida por el Ayuntamiento de Valladolid para convertirla en una sala municipal de exposiciones.

            El claustro conocido con el nombre de “Patio de las Tabas” por la decoración que presentan sus suelos (guijarros y huesos de rodilla de cordero), fue edificado en el siglo XVI, estando documentado el pago de cantidades al maestro cantero Fernando de Entrambasaguas en 1537. El claustro debió comenzarse en 1524 o 1525, finalizándose hacia año 1530, se relaciona con los modelos tardogóticos del Colegio de San Gregorio y del Colegio  de Santa Cruz. Este tipo de patio, con antepechos calados se encuentra presente en otros edificios de Valladolid, como son los conventos de Santa Isabel y Santa Catalina.

            El claustro está formado por tres cuerpos de pilares, con arquerías y antepechos calados, los dos cuerpos inferiores están formados por arcos escarzanos y el superior está recorrido por vigas de madera apoyadas sobra zapatas y un amplio voladizo sobre canecillos, su principal elemento decorativo son sus antepechos, que ofrecen una variada muestra de tracerías góticas muy bien trabajadas y en excelente estado de conservación. En el centro del patio se conserva la fuente, la cual está rodeada de un banco de piedra corrido alrededor.

Planta del claustro y de la iglesia

            La iglesia de fechas posteriores, fue comenzada en el siglo XVII, y se debió concluir en el XVIII. Su planta sigue la organización propia de los conventos femeninos, con un coro alargado a los pies en continuidad con la nave de la iglesia y separado de esta mediante una reja. La organización espacial nos remite a modelos evolucionados desde el siglo XVI, basados en plantas post-herrerianas, con cabeceras cortas y grandes cúpulas no trasdosadas, en este caso con capillas poco profundas entre los contrafuertes y balcones-tribunas sobre las mismas con rejería excelentemente forjada. Está cubierta con bóvedas de compleja ornamentación geométrica en yesería, extendiéndose hasta el coro, el crucero está coronado con un cúpula.

            En el interior se conserva un retablo mayor neoclásico dedicado a Santiago, obra de Pedro de Ávila, preside el mismo un grupo de grandes proporciones de Santiago matamoros, que indica que la Orden guardaba del Apóstol Santiago la imagen del santo guerrero ecuestre que acompañó a los caballeros en sus acciones contra los musulmanes.

            La portada lateral de la iglesia continúa los esquemas clásicos, ornamentados con molduras más pesadas y barrocas, las esculturas de los nichos son obra de Pedro de Ávila. La portada preside un patio al que se accede a través de un pórtico con una austera portada adintelada y herreriana realizada por el arquitecto Francisco de Mora, esta era la entrada al convento desde la céntrica calle de Santiago.