Fachada de la iglesia del convento |
El convento pertenece a la Orden de las Franciscanas
Descalzas de Santa Clara de Nuestra Señora de la Piedad, cuya fundación tuvo
lugar en Villalcázar de Sirga (Palencia) el año 1550. Con la ayuda de su
patrono, el conde de Osorno se trasladaron a Valladolid en 1552, ocupando de
manera provisional una casa situada en las proximidades de la Puerta del Campo
(principio de la Calle Santiago), en espera de ocupar el lugar definitivo
frente a la Chancillería, para lo cual fue necesaria la compra de algunas casas
nobles y palacios.
En 1595 adquirió
el patronazgo del convento Don Francisco Enríquez de Almansa junto con su
esposa Mariana de Zúñiga y Velasco, los cuales se comprometieron a construir
una iglesia y un edificio decente, así como a entregar una renta anual a cambio
de adquirir la capilla mayor para su propio enterramiento y el de su familia. A
comienzos del siglo XVII, al trasladarse la corte a Valladolid, el rey Felipe
III y su esposa Margarita de Austria, adquirieron
el patronato haciéndose cargo de la construcción del nuevo convento, así como
de la iglesia, para lo cual se siguieron las trazas del arquitecto real
Francisco de Mora, encargándose de la dirección de las obras Diego de Praves.
Las obras se iniciaron durante la estancia de la corte en Valladolid aunque la
escritura de patronazgo no se firmó hasta el 26 de junio de 1615, cuando la
corte ya había regresado a Madrid. En esta escritura de patronazgo se cambió la
advocación del convento de la Piedad, por la Asunción y se establecían una serie
de normas y condiciones a cumplir por las religiosas, a cambio, la Corona se
comprometía a entregar 500 ducados al año para el mantenimiento del convento.
Planta del convento |
En el año 1657 se compraron nuevas casas situadas en la
Calle Prado, al lado del convento y de esta forma pudo ser ampliada la huerta.
El convento presenta la tipología habitual de casa con celdas y dependencias,
dispone de dos claustros, iglesia y huerta, de los edificios primitivos tan
solo subsisten un torreón, y dos casas-palacio que conservan las dos puertas de
acceso formadas con un arco de medio punto con grandes dovelas de piedra, los
muros están realizados en mampostería y tapial y las ventanas originales de
estas casas fueron cerradas con una celosía para que pudieran hacer uso de
ellas las religiosas. De los tiempos de Felipe III también se mantienen sin
cambios la iglesia y el claustro con sus dependencias.
El claustro, de orden toscano, presenta una planta
cuadrada con cinco huecos por crujía, tiene dos pisos, el inferior con arcos de
medio punto sobre columnas toscanas y el superior con arcos escarzanos, también
sobre columnas toscanas, en la actualidad se encuentran cubiertos los huecos,
las paredes llevan un acabado de enlucido y el pavimento es el original. En el
centro del claustro existe un pozo de piedra, con brocal octogonal y una
armadura que sujeta el sistema de poleas para subir el agua, se accede a él a
través de cuatro caminos de piedra. En el lado sur del piso bajo se encuentra
la sala “De Profundis” donde las monjas rezan y velan los cadáveres de las
fallecidas antes de ser enterrados en la cripta de la comunidad, a la cual se
accede desde una sala situada en el lado oeste del claustro, decorada con
grandes lienzos de temas religiosos procedentes de la colección real. Desde esta
sala se accede al refectorio, este tiene planta rectangular y está cubierto con
una bóveda de arista, en su interior aún conserva el púlpito que se emplea para
las lecturas durante la comida, la estancia está presidida por un lienzo del
siglo XVII de la Sagrada Cena. Una escalera conventual en el lado sur sirve
para acceder al claustro alto, donde se encuentra el antecoro y un pequeño
museo con relicarios, imágenes de Santos y objetos litúrgicos. El coro alto
dispone del tradicional muro-celosía, decorado con un tríptico semejante a un
retablo–relicario, la sillería es de nogal compuesta por 30 sitiales altos y 8
bajos.
Detalle de la hornacina de la portada de la Calle Ramón y Cajal |
La iglesia tiene dos portadas, una en la Calle Ramón y
Cajal y la otra el la Calle San Martín, tiene planta de cruz latina y está
formada por una nave única de cuatro tramos, cubierta con bóveda de cañón, con
lunetos separados por pilastras y un crucero con cúpula ciega sobre pechinas,
el cual en el exterior se remata con un cimborrio cuadrado cubierto por un
tejado a cuatro aguas. Tiene la cabecera rectangular, y un amplio coro a los
pies que ocupa los dos últimos tramos. La iglesia está construida de ladrillo
sobre basamento de piedra, la fachada principal está constituida por un gran
rectángulo vertical, coronado por un frontón triangular con un óculo y una
pequeña espadaña lateral para tres campanas, tiene una puerta de acceso cuyo
vano adintelado está rodeado por un marco de piedra con pilastras laterales, y
en sus extremos presenta la clásica decoración de bolas barrocas. Sobre la puerta
se abre una hornacina, rematada con un frontón triangular decorado también con
bolas, en cuyo hueco se sitúa la imagen de la Asunción atribuida a Gregorio
Fernández. Sobre la hornacina se abre una ventana rectangular flanqueada por
los escudos en piedra de los reyes Felipe III y Margarita de Austria.
Retablo mayor |
Del interior destaca el retablo mayor, compuesto de tres
cuerpos más el ático, está realizado en madera por el ensamblador Juan de
Muniátegui, el escultor Gregorio Fernández y el pintor Santiago Morán, cuyas
pinturas fueron entregadas al convento en el año 1612, siendo estas una copia
de las que había encargado la reina Margarita para el convento de las Descalzas
Reales de Madrid y que llegaron en mal estado. En el crucero hay dos retablos
gemelos de principios del siglo XVII y en el lado de la Epístola se conserva un
púlpito barroco del siglo XVIII de hierro con tornavoz de madera.
El convento de las Descalzas Reales de Valladolid está
declarado Bien de Interés Cultural con categoría de Monumento Histórico-Artístico
Nacional por Decreto del 4 de abril de 1974.
NÚMERO 31 (D-8). Para ver su localización sobre un plano pinchar aquí