domingo, 13 de enero de 2013

Convento de San Pablo

Fachada de San Pablo


            El convento de Dominicos de San Pablo fue fundado en 1276 por la reina Doña Violante de Aragón y Hungría, esposa de Alfonso X el Sabio, la cual cedió los terrenos para su edificación. En dichos terrenos existía una pequeña ermita, junto a la cual los frailes edificaron unas modestas construcciones que se fueron ampliando y transformando a lo largo del tiempo merced a las donaciones que recibían.

            En 1286 Doña María de Molina, esposa del rey Sancho IV reedificó con magnificencia el convento en un solar cedido por el Concejo a los dominicos al norte de la ciudad, y aunque no pudo acabarlo en vida, hizo un testamento donando a los dominicos las rentas que le pertenecían para que con ellas acabasen de construir la iglesia y el claustro que ella había iniciado.

            En este convento tuvieron sus casas la reina Catalina de Lancaster y su hijo Juan II siguiendo la tradición castellana de habitar en conventos-palacios. El convento llegó a ser uno de los más importantes de la orden, y en su iglesia ocurrieron acontecimientos de gran trascendencia histórica, como fueron los bautizos de los reyes Felipe II, Felipe IV, y la hija de Felipe III, Doña Ana Mauricia, así mismo recibieron sepultura personajes de alta alcurnia como el infante Don Alfonso, hijo de Sancho IV y María de Molina, el rey Juan II, hasta su traslado a la Cartuja de Miraflores, y la reina María de Portugal, esposa de Felipe II, hasta su traslado al panteón de reyes en El Escorial. El convento llegó a albergar grandes riquezas artísticas, hoy en día desperdigadas o perdidas, en la actualidad, del mismo tan solo queda la iglesia y la sacristía.

            Entre 1445 y 1468 el cardenal Fray Juan Torquemada, tío del inquisidor Tomás de Torquemada, reedificó los edificios que existían, ya que estos se habían quedado pequeños y en algunos casos ruinosos, también reedificó la iglesia financiando su construcción gracias a las bulas papales. Cuando en 1468 murió Fray Juan de Torquemada, este había concluido todos los edificios del convento, así como la cabecera, el crucero y la nave de la iglesia con su cubierta de madera.

Tribuna - Balcón del Duque de Lerma (Foto de
http://sanpabloysangregorio.dominicos.es)

            El mecenazgo de las obras fue continuado por otro dominico, Fray Alonso de Burgos, confesor de Isabel la Católica y obispo de Palencia, el cual completó la construcción del claustro principal, el sobreclaustro, coro, refectorio, la parte baja de la fachada, y las portadas del crucero, además del anejo Colegio de San Gregorio y su capilla funeraria; contratando para tal fin  a los arquitectos hispano-flamencos Juan Guas y Simón de Colonia. La sacristía fue patrocinada por el cardenal Fray García de Loaysa, confesor de Carlos I, y presidente del Consejo de Indias, configurando un espacio cúbico cubierto con una bóveda estrellada, decorada con los escudos de la Orden y figuras de santos dominicos, siendo edificada en torno al año 1550.

            En 1601 con el traslado de la corte a Valladolid, Don Francisco de Rojas y Sandoval, valido de Felipe III, y conocido como del Duque de Lerma, se convirtió en el nuevo patrono de la iglesia, con la idea de que su capilla mayor sirviera para el descanso de sus restos y los de su esposa. Realizó una transformación bastante importante para adecuarla a su nueva función de capilla funeraria, así mismo modificó todo el cuerpo de la nave, levantando la altura de la cubierta de la iglesia, situó una tribuna-balcón para asistir al culto en la cabecera, y construyó el actual nivel elevado, bajo el cual se encuentra la cripta funeraria. En la construcción de la tribuna-balcón, así como en la puerta dórica de la sacristía, trabajó Juan de Nates siguiendo las trazas de Francisco de Mora.

            El Duque de Lerma costeó la reforma de la fachada, en la cual se aumentó su altura primitiva, se introdujeron los escudos de la casa ducal de Lerma, las cuatro figuras de los evangelistas, la repisa de la Virgen y los machones que enmarcan la fachada con sus correspondientes espadañas para las campanas. Todas estas reformas las realizó por su afán de manifestar su grandeza y poder a través de las obras de arquitectura.

            Desde 1613 a 1616 se efectuaron reformas en algunas capillas de la nave y en el coro bajo, siguiendo la dirección de obra de Diego de Praves, el cual utilizó el estilo herreriano.

            En la primera década del siglo XIX comenzó la decadencia del convento, favorecida por las guerras napoleónicas y las desamortizaciones. En 1809 entraron en la ciudad los soldados franceses, siendo acuartelados en el convento e iglesia, donde causaron importantes daños. El convento fue demolido para la construcción del actual Instituto Zorrilla, con su piedra se construyó la antigua Academia de Caballería.

            En 1835 por disposición del Capitán General de Castilla la Vieja llegó la exclaustración y los frailes tuvieron que abandonar el convento, fue derruido lo poco que quedaba, respetando tan solo la iglesia conventual. En 1893 la comunidad fue restaurada y se tuvo que adaptar la antigua sacristía para utilizarla como vivienda conventual. En 1968 un incendio afectó a las cubiertas, las cuales se reconstruyeron con hormigón, en los primeros años del siglo XXI tanto la iglesia como su fachada han sido objeto de una importante restauración.
Planta de la iglesia

            La iglesia sigue el estilo que se desarrolló en Castilla durante el reinado de los Reyes Católicos conocido como gótico isabelino, así mismo al corresponder en el tiempo con el gótico tardío, se configura según una planta cruciforme, presentando una nave con cinco capillas laterales por cada lado entre los contrafuertes, abiertas y comunicados entre sí mediante pasillos, y dos capillas absidales; crucero en la misma línea que los muros, capilla mayor como prolongación de la nave, y ábside con forma ochavada; a los pies un coro alto que ocupa el espacio de las tres últimas capillas. Se cubre con bóvedas de crucería gótica, con terceletes las de la nave, y ligaduras las del crucero y capilla mayor. La bóveda de la nave descansa sobre ménsulas renacentistas realizadas hacía 1540. La decoración de las bóvedas fue realizada a principios del siglo XVII por Francisco Martínez, el cual estucó y doró las bóvedas, rematando las claves con el escudo del Duque de Lerma. Tras el incendio de 1968 y el posterior hundimiento de las bóvedas de la capilla mayor y del crucero, estas se encuentran sin decorar. Los pilares góticos primitivos fueron consolidados y reforzados con otros renacentistas que los envuelven y ocultan en su interior. En los testeros del crucero se disponen dos portadas realizadas en piedra por el taller de Simón de Colonia hacía 1490, la de la izquierda permitía el acceso a la capilla del Crucifijo, que posteriormente se utilizó como salida al claustro y la de la derecha se configuró como portada de la capilla funeraria de Fray Alonso de Burgos.

Nave de la iglesia (Foto de
http://sanpabloysangregorio.dominicos.es)

            Del interior destaca su capilla mayor, decorada con una gran talla en madera policromada de Jesús Crucificado, obra de Juan de Juni de 1572, en el frente izquierdo una imagen de la Virgen del Rosario de 1896, en las hornacinas que en un principio ocuparon las estatuas orantes de los Duques de Lerma, se hallan esculturas mutiladas de santos dominicos pertenecientes al primer retablo, encargado a Gregorio Fernández en 1613 y que fue destruido en el incendio de 1968, en el muro izquierdo se puede apreciar la tribuna-balcón de los Duques de Lerma realizada por Juan de Nates en el siglo XVII. En las capillas absidales se encuentra la imagen de Santo Domingo de Guzmán y un Cristo Yacente, ambas esculpidas por Gregorio Fernández. En la sacristía se halla un crucifijo de menor tamaño que el del presbiterio atribuido a Francisco Alonso de Ríos, el crucero está decorado con dos pinturas de Bartolomé de Cárdenas que se encontraban en el desaparecido retablo mayor.

Cabecera de la iglesia sobre la Cripta (Foto de http://sanpabloysangregorio.dominicos.es)

            De las capillas laterales destacan entre otros el Cristo Yacente de la capilla de Santo Domingo, obra de Gregorio Fernández de 1610, el retablo rococó del siglo XVIII situado en la capilla de San José, obra de Luis Salvador Carmona, el retablo neoclásico de la capilla de Santa Catalina del siglo XIX, la bóveda nervada con la bella clave de madera policromada de la capilla de la Virgen de Fátima, y los dos retablos de las capillas de San Pío V y del Corazón de Jesús de estilo rococó y barroco respectivamente.

Posible aspecto de la fachada antes de la reforma efectuada por el Duque de Lerma

            La fachada se realizó en varias fases debido a la ampliación de la iglesia que realizó el Duque de Lerma cuando obtuvo su patronato. Está formada por tres cuerpos, se puede identificar en la parte central baja la obra de Fray Alonso de Burgos, un proyecto completo de fachada perteneciente a los últimos años del siglo XV, de las arquitecturas hispano-flamígeras, llegadas a Valladolid desde Burgos, siendo su autor Simón de Colonia. En ella tras el impresionante repertorio escultórico, podemos reconocer un esquema de hueco central flanqueado por torres, albergando un gran arco guardapolvo rematado por un óculo-rosetón de cuajada celosía, correspondiente a un espacio de nave única. En este cuerpo destaca un relieve con la escena de la Coronación de la Virgen en presencia de Fray Alonso de Burgos arrodillado ante los Santos Juanes, sobre este relieve se encuentran unos ángeles tenantes con el escudo del Duque de Lerma. El cuerpo intermedio, en el que se debieron insertar esculturas provenientes de una fachada anterior próximas al taller de Gil de Siloé, y otras nuevas talladas para la ocasión, se desarrolla en un marco arquitectónico ordenado según una retícula, heredada de las fachadas retablo, aunque resuelta de una manera menos ornamentada. El conjunto se remata con un frontón triangular, en el cual, sobre un fondo de escamas se dispone un escudo de los Reyes Católicos. El frontón presenta la misma identidad estilista que el cuerpo bajo, y aunque pertenece a la obra de Simón de Colonia, la decoración que le envuelve no es gótica sino renacentista. Completan la fachada dos machones laterales rematados por pequeñas espadañas, los cuales presentan las armas y lápidas indicativas de los Duques de Lerma. El conjunto de la fachada, a pesar de las distintas fases y momentos históricos resulta bastante homogéneo y ordenado, dando lugar a una arquitectura completa a pesar de la independencia de las partes, a ello contribuye de manera eficaz, la existencia de los dos grandes machones laterales, que actúan como líneas de enmarque y de contención de toda la composición.