Aspecto nocturno del Pasaje Gutiérrez |
El desarrollo económico alcanzado por la ciudad en las
últimas décadas del siglo XVIII, desencadenó la construcción de un pasaje con
fines comerciales, imitación a los surgidos en París como consecuencia de la
revolución industrial del siglo XIX, y que fueron concebidos como pasadizos que
unían calles concurridas, en los que se establecían comercios, cafés, y
establecimientos públicos. Esta corriente iniciada en París obtuvo continuidad
en otras ciudades europeas como Hamburgo, Nantes, Bruselas, Milán, Madrid,
Barcelona, y Manchester, entre otras.
Escultura de Mercurio |
El Pasaje Gutiérrez se construyó con la idea de crear una
zona comercial destinada a la alta y media burguesía vallisoletana, pero por
desgracia el pasaje dejó de funcionar pocos años después de su inauguración.
Estuvo abandonado casi durante cien años, hasta que fue rehabilitado por el
Ayuntamiento, en la actualidad ha vuelto a resucitar su actividad comercial y
sobre todo se ha convertido en una de las zonas de copas más animadas de la
ciudad. El Pasaje Gutiérrez junto con el Pasaje de Lodares en Albacete, son los
dos únicos ejemplos de este tipo de galerías que quedan en España.
La iniciativa para su construcción correspondió al
comerciante y rico capitalista Eusebio Gutiérrez, el cual encargó en 1885 los
planos al arquitecto Jerónimo Ortiz de Urbina, que proyectó una galería
comercial que comunicaba las zonas de la Catedral y la Plaza Mayor, las cuales
en la segunda mitad del siglo XIX experimentaron un rápido progreso económico,
impulsando la creación de cafés, casinos, y zonas burguesas. En el proyecto,
Jerónimo Ruiz de Urbina combinó los órdenes clásicos con las nuevas
tecnologías, como eran la cubierta de hierro con teja de vidrio, y la
iluminación a gas, de esta manera se dotaba al pasaje de luminosidad en los
distintos periodos del día.
Planta del Pasaje Gutiérrez |
La construcción del pasaje tan solo duró un año,
concluyéndose en 1886, como queda indicado en las puertas de entrada al mismo.
El pasaje forma un espacio de dos tramos unidos en torno a una pequeña rotonda
central, cada tramo está decorado con pinturas en los techos coincidentes con
el paso bajo las fincas que dan a las dos calles enlazadas por el pasaje, las
zonas en las que la galería supera dichas fincas, las cubiertas se transforman
en lucernarios continuos, resueltos con
formas de madera de cuidada decoración sobre las que se apoya la cubierta,
construida mediante tejas de vidrio procedentes de la Real Fábrica de Cristales
de la Granja de San Ildefonso en Segovia. El encuentro de los dos tramos de
galería se produce bajo una cúpula acristalada, soportada mediante ménsulas de
hierro, siendo en este caso la única aparición de este material en la
estructura del pasaje. Las fachadas interiores están divididas en tramos que
permiten organizar la distribución de los diferentes locales, disponiendo estos
de amplios frentes acristalados en planta baja. Cada tramo dispone de balcones
con hermosas cerrajerías en la parta alta, pertenecientes a las viviendas que
dan directamente al pasaje. El vestíbulo al que se accede desde la Calle Fray
Luis de León está formado por un enlosado de piedra y las paredes están
forradas con madera, unos escalones sirven de enlace con la parte interior de
la galería y dispone de un balcón-dosel, desde el cual se puede apreciar la
totalidad de uno de los tramos del pasaje.
Pasaje Gutiérrez |
El pasaje está cuidadosamente decorado, destacan los
brazos de bronce de las luminarias, la cerrajería y las puertas. Destacan de
igual manera las estatuas que ornamentan la rotonda central, en los ángulos se
encuentran cuatro figuras femeninas que representan a las estaciones, y bajo la
cúpula una escultura de Mercurio representando al dios del comercio, imitación
de la auténtica escultura de Juan de Bolonia que se puede contemplar en
Florencia. También destaca el grupo escultórico formado por una pareja de niños
que soportan un reloj instalado sobre el balcón-dosel correspondiente al
mirador del piso principal de la casa, cuya fachada mira a la Calle Fray Luis
de León.
Frescos de Salvador Seijas |
Las pinturas de los techos, realizadas al fresco son obra
del pintor vallisoletano Salvador Seijas, y representan un ciclo de alegorías
de las actividades productivas, representando a la Industria, la Agricultura, y
el Comercio. Había un lienzo más pintado, pero después de aparecer unas
humedades en 1997, fue necesario retirarlo para la reparación y desapareció
misteriosamente.