Iglesia de San Miguel y San Julián |
La parroquia actual ocupa la antigua Casa Profesa de la
Compañía de Jesús, que se estableció en Valladolid hacia el año 1543. En 1570
la Compañía adquirió unas casas pertenecientes a la Marquesa de Tábara con el
fin de edificar una iglesia. No se conoce con exactitud el autor de las trazas
del edificio, aunque se le atribuye a Juan de Nates por la similitud de la
iglesia con la escuela clasicista vallisoletana. En 1579 se enviaron las trazas
a Roma para su aprobación, como era usual en la Compañía, y en 1579 comenzaron
las obras, estando en 1591 prácticamente concluidas. Estas fueron supervisadas
por dos arquitectos jesuitas, los hermanos Juan de Tolosa y Fernández de
Bustamante.
La advocación del templo en un principio fue de San
Antonio de Padua, para pasar a San Ignacio de Loyola cuando este fue
beatificado en 1609. El patronato de la capilla mayor y el espacio para un
enterramiento lo adquirieron en 1610 los Condes de Fuensaldaña, Don Juan Pérez
de Vivero y Doña Magdalena de Borja, otros benefactores fueron Juan Martínez
Cabeza Leal, Deán de Palencia, la Marquesa de Viana, o Juan y Antonia de
Benavente que fundaron en 1632 una capilla en el lado del Evangelio.
En 1767 fueron expulsados los jesuitas del territorio
español por orden de Carlos III, perdiendo todas sus propiedades, y en 1775 la
iglesia se destinó como parroquia de San Miguel y San Julián y Santa Basilisa,
que hasta entonces permanecían separadas en sus respectivos templos.
Situación de las parroquias según el plano de Bentura Seco del año 1738 |
La parroquia de San Miguel fue fundada a mediados del
siglo XI y está considerada la más antigua de Valladolid, en un principio
estuvo bajo la advocación de San Pelayo para cambiar en el siglo XII a la de San Miguel. Su iglesia estaba situada
en la actual Plaza de San Miguel, fue reedificada por orden de los Reyes
Católicos a finales del siglo XV, y estuvo funcionando como parroquia hasta el
año 1775.
La parroquia de San Julián y Santa Basilisa fue fundada
en el siglo XI durante el reinado de Fernando I de Castilla y tenía su templo
al lado del alcazarejo, hoy San Benito el Real, sufrió continuas reformas a lo
largo de su existencia desde el siglo XI
al siglo XVIII, y fue demolida sobre los años 1777 y 1779, después de
que la parroquia se trasladase a la actual iglesia.
La iglesia constituye una réplica fiel si se exceptúan
algunos detalles, de la Colegiata de Villagarcía de Campos, siendo un modelo
muy característico de la Compañía, ya que permitía un amplio espacio diáfano en
la nave central y la posibilidad de obtener ingresos con la venta a
particulares del patronazgo de las capillas laterales. El templo es de una sola
nave con coro alto a los pies y amplias capillas laterales entre los
contrafuertes comunicadas entre sí y separadas de la nave central mediante
arcos de medio punto moldurados, y
dispuestos entre pilastras que soportan un entablamento, donde se pueden
apreciar los escudos de los Condes de Fuensaldaña, encima de este se hallan las
ventanas para la iluminación de la nave.
Planta de la iglesia |
Tiene el crucero alineado, la capilla mayor rectangular,
sacristía a ambos lados, y detrás del testero la gran sacristía en sentido
perpendicular al templo, y el relicario. Se cubre con bóveda de cañón con
lunetos y fajones, la nave y los brazos del crucero, con cúpula vaída sobre
pechinas el crucero, y con bóvedas ovaladas vaídas o de aristas las naves
laterales, todo decorado a base de yeserías con motivos geométricos. En el
exterior sobresale la cúpula del crucero, revestida con un bajo cimborio
cuadrado y rematado por un tejado a cuatro aguas.
El templo está construido de ladrillo y adobe, usándose
la piedra para las zonas nobles del interior, así como en la portada y esquinas
exteriores. En la fachada se combina la piedra con el tapial y el ladrillo,
consta de dos cuerpos, con aletones y frontón, de estilo viñolesco se divide en
espacios rectangulares por medio de listeles. La puerta de acceso es adintelada
y coronada con un frontón curvo y partido sobre el que se coloca una hornacina
rematada con un frontón triangular, en esta se encuentra la escultura de San
Miguel de finales del siglo XV, realizada en piedra y traída de la antigua
iglesia, debajo de esta se encuentra el escudo de los Reyes Católicos. A los
lados se pueden apreciar los escudos de los Condes de Fuensaldaña, y ya en el
segundo cuerpo el escudo de Carlos III, colocado en 1775 para sustituir al JHS
jesuítico. En el segundo cuerpo se abre una ventana adintelada, está rematado
con un frontón triangular, con un óculo en el tímpano y decorado con esferas de
piedra. La cabecera del templo dispone de una espadaña con huecos para las
campanas.
En el interior se conservan una gran colección de tallas,
retablos y pinturas de la época del edificio, destacan las obras de Adrián
Álvarez, Gregorio Fernández, Velazquez, Alonso del Arco, Pedro de Sierra,
Felipe Gil de Mena, etc.
Capilla mayor y retablo |
El retablo mayor fue construido a finales del siglo XVI,
interviniendo Adrián Álvarez en la parte escultórica, está formado por un
banco, dos cuerpos y ático, se divide en cinco calles separadas por columnas
jónicas en el primer cuerpo, y corintias en el segundo. En el centro se
encuentra el sagrario obra de Gregorio Fernández, también se puede apreciar la
escultura de San Miguel y varios relieves sobra la vida de Jesucristo.
Nicho de los Condes de Fuensaldaña |
Destaca el nicho donde se encuentran los Condes de
Fuensaldaña situado en un lateral del presbiterio, obra de Francisco de Praves
realizada hacía 1611, cuyas figuras fueron labradas en alabastro por Gregorio
Fernández hacia 1620. En el coro alto existe un órgano realizado por la casa
Quintín Rufiner de Valladolid en 1919.