Palacio del Marqués de Villasante |
La residencia de los arzobispos vallisoletanos y de la
archidiócesis de Valladolid se encuentran situadas en las casas que levantó el
matrimonio formado por Don Juan de Villasante y Doña María de Villarroel a
mediados del siglo XVI, siendo el segundo marqués de Villasante el último
propietario noble del palacio. Este comenzó a utilizarse como palacio
arzobispal en el año 1858, siendo Don Luis de la Lastra el primer arzobispo en ocuparle,
el cual hizo colocar sobre la portada del palacio su escudo junto con el de
Isabel II, escudos que aún se conservan junto con la fecha grabada de 1858.
Escudos existentes sobre la portada |
En el siglo XX se llevó a cabo una importante
restauración del palacio, la cual respetó la ordenación tipológica de sus
partes, aunque se desconoce el grado de intervención en la decoración
plateresca que tenía el palacio en sus orígenes.
El palacio de grandes dimensiones, posee dos torres
situadas por delante de la alineación de la fachada, solucionando de este modo
el problema de estar situado en una calle estrecha, y de esta manera dar
amplitud a su entrada. Esta misma disposición de la fachada se puede apreciar
en el palacio de Fabio Nelli.
Planta del palacio |
Tres de sus elementos básicos, zaguán, patio, y escalera,
muestran un ejemplo típico de disposición clasicista palaciega. El zaguán está
situado a un lado de la fachada, condicionando de este modo la simetría de
esta, sus puertas de entrada desde la calle y de salida al patio están
enfrentadas, situadas en el eje de dos arcadas y desplazadas con respecto al
centro del patio, este tiene planta cuadrada, está columnado y dispone galerías
de cuatro vanos en cada uno de sus lados, tiene dos alturas y destacan en él
sus treinta y dos capiteles con una decoración renacentista y un lenguaje
iconográfico muy expresivo típico del renacimiento español, en los cuales se
representan animales, ángeles, niños, cabezas con gestos expresivos, etc.,
mostrando el poder y la cultura de sus propietarios. Cuando se restauró el
edificio se colocó en su caja de escalera un artesonado del siglo XVI
procedente de Fuente el Sol.
Patio del palacio |
En el salón del trono del palacio episcopal se pueden
contemplar seis grandes cuadros del pintor Vicente Carducho, los cuales fueron
encargados en 1626 con destino al claustro de la Cartuja de El Paular en
Madrid, estos representan escenas de la vida de santos cartujos. También se
pueden observar retratos de arzobispos vallisoletanos realizados por Blas
González García-Valladolid a finales del siglo XIX.
En la capilla privada del palacio se guarda una silla
abacial perteneciente al coro de la primitiva colegiata vallisoletana, decorada
con un relieve de San Pedro de finales del siglo XV. También se trasladó un
retablo procedente de la antigua iglesia de San Esteban de Portillo
(Valladolid), formado por pinturas, la mayor parte de ellas alusivas a la vida
de San Esteban y realizadas a principios del siglo XVI, también dispone de
esculturas relacionadas con el taller de Alejo Vahía.
Portada del palacio |
Del exterior su elemento más importante es su portada,
está realizada en piedra, y presenta un arco de medio punto con medallones a
los lados, está enmarcado por columnas adosadas sobre pilastras con capiteles
de estilo jónico. El entablamento, en la línea de las columnas se remata con
dos jarrones de frutos. Sobre los escudos del siglo XIX existe un medallón con
retrato rodeado de una decoración grutesca de amorcillos entrelazados con
hojarasca, también se pueden apreciar medallones en la parte superior de las
ventanas con los retratos de Don Juan de Villasante y Doña María de Villarroel.
La fachada está realizada en mampostería enfoscada y sillares regulares de
piedra.